Nuestro primer día de pedaleo por el viejo continente, tantas expectativas y sueños. El proyecto Eurovelo, del que tanto hemos oído hablar, el que anhelábamos hacer cuando aún estábamos en Chile, estaba a sólo unos momentos de distancia, no sabíamos que Castillos medievales, naranjas, playas paradisiacas, vías ciclables, gente con ansias de compartir y mucha historia (e historias), esperaban por nosotros...
Ese día caluroso de primavera, decidimos almorzar con Vicky, Tony y Helena antes de salir a la ruta. Preparamos un improvisado ceviche de merluza para nuestros anfitriones y a las 13pm salimos a enfrentar el viento, el que teníamos fuerte a nuestro favor, el que sin haber si quiera planeado tendríamos de compañero normalmente a nuestras espaldas por varios días.
Seguimos la ciclovía (Carril-Bici en Valencia) hacía la salida de la ciudad, cruzando los conos urbanos y suburbanos, los pequeños huertos frutales y comenzamos a conocer las primeras construcciones típicas valencianas del mediterráneo. La mayoría, describiéndolas lo más simple posible, maravillosamente blancas y con vértices curvos y no cuadrados, como veíamos en Madrid y la recién pasada Valencia. A poco que avanzábamos, siguiendo el Carril-Bici y alejándonos de la gran ciudad, comenzaron a aparecer, a nuestros lados, los campos de naranjos, que amablemente nos entregaron sus dulces y jugosos frutos para refrescar los 27º que nos calentaban suavemente sobre nuestras cabezas.
Hicimos fácilmente 50 kilómetros, hasta llegar al punto que habíamos marcado en el GPS como un posible lugar para dormir, no sin antes sorprendernos por la falta de enrejados que nos separarían de los buenos lugares para pasar la noche. Así que en un lugar de muchas piedras pequeñas, limpiamos y armamos nuestra carpa (o tienda), a orillas de la Montaña Blanca.
Fue una noche cálida, como las anteriores en Valencia, donde pudimos descansar tranquilamente.
Seguimos la ciclovía (Carril-Bici en Valencia) hacía la salida de la ciudad, cruzando los conos urbanos y suburbanos, los pequeños huertos frutales y comenzamos a conocer las primeras construcciones típicas valencianas del mediterráneo. La mayoría, describiéndolas lo más simple posible, maravillosamente blancas y con vértices curvos y no cuadrados, como veíamos en Madrid y la recién pasada Valencia. A poco que avanzábamos, siguiendo el Carril-Bici y alejándonos de la gran ciudad, comenzaron a aparecer, a nuestros lados, los campos de naranjos, que amablemente nos entregaron sus dulces y jugosos frutos para refrescar los 27º que nos calentaban suavemente sobre nuestras cabezas.
Hicimos fácilmente 50 kilómetros, hasta llegar al punto que habíamos marcado en el GPS como un posible lugar para dormir, no sin antes sorprendernos por la falta de enrejados que nos separarían de los buenos lugares para pasar la noche. Así que en un lugar de muchas piedras pequeñas, limpiamos y armamos nuestra carpa (o tienda), a orillas de la Montaña Blanca.
Fue una noche cálida, como las anteriores en Valencia, donde pudimos descansar tranquilamente.
Al día siguiente comenzamos a pedalear siguiendo una vía alternativa, de las que hay muchas siguiendo el trazado de la autopista, para poder dar nuestro primer vistazo del Mar Mediterraneo, el que nos sorprendió por su fuerte color azul, aun más oscuro y fuerte que el despejado cielo.
Nos comenzamos a acercar a Castellón de la Plana, siguiendo hermosos caminos comarcales que corrían paralelos al mar, cruzándonos con muchos deportistas que siguen el singular camino costero, incluso Pepe, en una carroza tirada por caballos, quien nos invitó a un asado con su familia, con quien pasamos la mayor parte de la tarde, compartiendo historias, intentando entender lo que querían decir en Valenciano y disfrutando un exquisito asado mediterraneo, con muchos embutidos, carne de cerdo y vacuno, mayonesas caseras, langostinos por doquier, vino e incluso unos embriagadores tragos de Vodka. La finca donde el evento tuvo lugar era una antigua casa de domadura de caballos, de los que conocimos de raza española y alemana, donde Pepe (el padre de Pepe que nos invitó al asado y abuelo Pepe, o Pepito para no confurdirnos) mantenía la antigua tradición de la familia, trasmitiendo el amor por los caballos a través de generaciones.
Nos encantó la experiencia que vivíamos día a día desde que llegamos a España, los prejuicios de una Europa fría y calculadora se desvanecían momento a momento, y ciertamente lo seguiríamos viviendo día a día en nuestro viaje, recordándonos que uno de los motivos por lo que viajamos es para destruir todo cuanto prejuicio mande nuestros pensamientos, y sucedía, y nos encantábamos día a día. La invitación de Pepe y familia nos llenó de energía, nos recordó por qué hacemos esto y por qué aun seguimos viajando después de 3 meses.
Nos comenzamos a acercar a Castellón de la Plana, siguiendo hermosos caminos comarcales que corrían paralelos al mar, cruzándonos con muchos deportistas que siguen el singular camino costero, incluso Pepe, en una carroza tirada por caballos, quien nos invitó a un asado con su familia, con quien pasamos la mayor parte de la tarde, compartiendo historias, intentando entender lo que querían decir en Valenciano y disfrutando un exquisito asado mediterraneo, con muchos embutidos, carne de cerdo y vacuno, mayonesas caseras, langostinos por doquier, vino e incluso unos embriagadores tragos de Vodka. La finca donde el evento tuvo lugar era una antigua casa de domadura de caballos, de los que conocimos de raza española y alemana, donde Pepe (el padre de Pepe que nos invitó al asado y abuelo Pepe, o Pepito para no confurdirnos) mantenía la antigua tradición de la familia, trasmitiendo el amor por los caballos a través de generaciones.
Nos encantó la experiencia que vivíamos día a día desde que llegamos a España, los prejuicios de una Europa fría y calculadora se desvanecían momento a momento, y ciertamente lo seguiríamos viviendo día a día en nuestro viaje, recordándonos que uno de los motivos por lo que viajamos es para destruir todo cuanto prejuicio mande nuestros pensamientos, y sucedía, y nos encantábamos día a día. La invitación de Pepe y familia nos llenó de energía, nos recordó por qué hacemos esto y por qué aun seguimos viajando después de 3 meses.
Después de varias horas de copas, seguimos otro pequeño camino comarcal, guiados por Pepe, hasta separarnos en un cruce de los muchos que habían, dónde seguimos pedaleando por algunas horas, no sin antes pasar a refrescarnos a innumerables playas mediterraneas, hasta llegar a Castellón de la Plana, donde comienza una Eurovelística ciclovía que conecta posteriormente con la Vía Verde de Benicassim a Orpeza del Mar, lugar donde decidimos pasar una cálida noche en medio de una plantación de naranjos.
Al día siguiente, antes de salir de Benicassim, Victor, un antiguo ex militar y actual granjero, nos invitó a su huerta a buscar lechugas, muchas lechugas, tantas que no podíamos cargar! Mientras Victor insistía en que llevemos más y más. Nos hicimos querer... mucho.
Al día siguiente, antes de salir de Benicassim, Victor, un antiguo ex militar y actual granjero, nos invitó a su huerta a buscar lechugas, muchas lechugas, tantas que no podíamos cargar! Mientras Victor insistía en que llevemos más y más. Nos hicimos querer... mucho.
Tomar la Vía Verde (uno de esos proyectos Europeos de recuperación de antiguas líneas férreas, transformándolas en apacibles vía de recreación) nos mantuvo con un ánimo muy alto, sorprendíendonos con todas estas iniciativas para fortalecer el deporte y el estado físico, de lo que tanto habíamos escuchado al planificar este viaje. Decidimos finalmente sólo avanzar 15kms y descansar 2 noches en una tranquila playa de la Vía Verde. Donde simplemente nos dedicamos a contemplar y descansar.
El 18 de mayo anunciaba lluvia, aunque el calor no variaba demasiado. Pedalear al frente de la tormenta amilana a cualquiera, y a cada momento que cae una gota del cielo, buscamos un lugar para refugiarnos, temiendo que finalmente se desatará la esperada tormenta. Así conocimos muchos lugares abandonados, extrañamente abandonados diría con propiedad, lo que se transformó en una constante en nuestro viaje por el mediterraneo valenciano. Desde pequeñas casas, hasta impresionantes hoteles de contadas estrellas, nos acompañarían por muchos kilómetros, escondiendo sus razones de abandono y demostrando que nada es perpetuo en este viaje de la vida.
Ya tarde, pues protegernos de la lluvia a cada momento nos retrasaba más de lo planeado, llegamos a Alcossebre, un turístico puerto donde comienza un precioso Parque Nacional (que decidimos no conocer), donde pasamos la noche a los pies de un faro frente al Mediterraneo, mientras esperábamos la incesante y tímida lluvia.
Lluvia? Tormenta? Nada! El día amaneció indudablemente claro, pero con un viento que nos golpeaba de frente muy fuerte y cuando digo “muy” me refiero a que no podíamos avanzar en llano a mas de 11 km/h, ahh! Y de mucha subida por una carretera muy transitada. Un infierno de 2 horas.
Ya tarde, pues protegernos de la lluvia a cada momento nos retrasaba más de lo planeado, llegamos a Alcossebre, un turístico puerto donde comienza un precioso Parque Nacional (que decidimos no conocer), donde pasamos la noche a los pies de un faro frente al Mediterraneo, mientras esperábamos la incesante y tímida lluvia.
Lluvia? Tormenta? Nada! El día amaneció indudablemente claro, pero con un viento que nos golpeaba de frente muy fuerte y cuando digo “muy” me refiero a que no podíamos avanzar en llano a mas de 11 km/h, ahh! Y de mucha subida por una carretera muy transitada. Un infierno de 2 horas.
Finalmente llegamos a Alcalá de Xivert, en principio, a comprar provisiones, aunque luego de los primeros metros de entrados en la ciudad, nos sorprendimos por su pequeñas y adoquinadas calles, construcciones antiquísimas y una iglesia majestuosa que vigilaba todo desde lo más alto del centro de la plaza del pequeño pueblo. Nos sorprendió que las campanas de la iglesia aclamara su presencia cada 15 minutos, dando incluso mensajes por altavoz al acostumbrado pueblo.
Recargamos fuerzas, rellenamos agua y salimos a un pequeño camino comarcal que, si no nos perdíamos, nos llevaría protegidos del viento hasta La Peñiscola, donde se encuentra un castillo en muy buenas condiciones, donde incluso tomaron escenas para la última temporada de Game of Thrones (6ta? Revivé John Snow?). Llegar fue muy entretenido, ya habíamos dejado la carretera caótica, el viento en contra y seguíamos un tranquilo camino agrícola rodeados de naranjos, castillos y torres medievales.
Ya en el Castillo del Papa Luna en la Peñíscola, Kathy decidió pagar los 5€ para visitar el castillo, maravillándose por el estado en que se encontraba y la cantidad de historia que escondía la famosa construcción.
Recargamos fuerzas, rellenamos agua y salimos a un pequeño camino comarcal que, si no nos perdíamos, nos llevaría protegidos del viento hasta La Peñiscola, donde se encuentra un castillo en muy buenas condiciones, donde incluso tomaron escenas para la última temporada de Game of Thrones (6ta? Revivé John Snow?). Llegar fue muy entretenido, ya habíamos dejado la carretera caótica, el viento en contra y seguíamos un tranquilo camino agrícola rodeados de naranjos, castillos y torres medievales.
Ya en el Castillo del Papa Luna en la Peñíscola, Kathy decidió pagar los 5€ para visitar el castillo, maravillándose por el estado en que se encontraba y la cantidad de historia que escondía la famosa construcción.
Esa noche, como ya era habitual, estábamos rodeados de edificios abandonados, aunque esta vez decidimos dormir en uno. Era un impresionante hotel con apartamentos y estacionamientos subterráneos, de unos, sin exagerar, 200 piezas, aunque dormir dentro era muy tétrico, por lo que dormimos al costado, dentro de nuestra apacible, confortable y conocida carpa.
A la mañana siguiente seguimos la costanera que va durante muchos kilómetros a un costado del Mediterraneo. La pequeña cantidad de turistas nos dificultaba un poco avanzar a un ritmo más rápido, pero nos hacía disfrutar las playas y el frescor de su viento a cada parada.
A la mañana siguiente seguimos la costanera que va durante muchos kilómetros a un costado del Mediterraneo. La pequeña cantidad de turistas nos dificultaba un poco avanzar a un ritmo más rápido, pero nos hacía disfrutar las playas y el frescor de su viento a cada parada.
Seguimos la ruta hasta llegar a Benicarló, donde nos volvimos a sorprender por lo del deporte, aunque esta vez eran casi todos mayores de edad, en bicicletas, caminando, trotando... a esta vista poco objetiva parecía el lugar perfecto para el común “jubilar”, deseando en ese momento que toda persona en ese estado debería estar allí, en ese momento, cosa un tanto dificil, pues el pueblito estaba a 11.000 kilómetros de distancia de Chile, y transportar tantas personas de un lugar a otro, en tan poco tiempo, es actualmente un poco complejo, quizás en otro momento, aunque si lee esto y está buscando un lugar donde pasar su jubilación, debería dar una vuelta por la costa del mediterraneo, no al menos como lo hicimos nosotros, que aun no buscamos un lugar donde jubilar, o quizás es esta una jubilación anticipada, quién sabe? Porqué no?.. nos sorprendimos además por que los trabajadores públicos tenian una jornada laboral de 8 am a 15 hrs y al pasar por pueblitos a eso de las 15 a 17 hrs, no se veía literalmente un alma por la calle, posiblemente sus cuerpos se encontraban descansando en una siesta reconfortable.
Y el agua se volvió color turquesa, así, de golpe, sin siquiera avisar.
Vinarós fue muy similar a Benicarló, aunque en general todo ese sector tenía ese encanto añejado. Y entramos a Cataluña! Y encontramos un camping libre! Sí, al lado de la vía del tren encontramos un “Lugar de Descanso”, pues en Cataluña, como en otras comunidades de España, el camping libre está prohibido. Pasamos la noche tranquilamente, mientras los pajarillos nos acompañaban con sus complejos cantos, y a la mañana siguiente seguimos hacia Pixerota, otra playa/ciudad de la costa, mientras errábamos los caminos cada 5 kilómetros, subíamos cuestas que ni una cabra montañesa podría y atravesábamos los campos de arroz que crea el increíble delta del Río Ebre. Acampamos en una playa, bajo la luz de la luna llena. Tranquilos. Cansados. Guatita llena, corazón contento.
Vinarós fue muy similar a Benicarló, aunque en general todo ese sector tenía ese encanto añejado. Y entramos a Cataluña! Y encontramos un camping libre! Sí, al lado de la vía del tren encontramos un “Lugar de Descanso”, pues en Cataluña, como en otras comunidades de España, el camping libre está prohibido. Pasamos la noche tranquilamente, mientras los pajarillos nos acompañaban con sus complejos cantos, y a la mañana siguiente seguimos hacia Pixerota, otra playa/ciudad de la costa, mientras errábamos los caminos cada 5 kilómetros, subíamos cuestas que ni una cabra montañesa podría y atravesábamos los campos de arroz que crea el increíble delta del Río Ebre. Acampamos en una playa, bajo la luz de la luna llena. Tranquilos. Cansados. Guatita llena, corazón contento.
Al día siguiente decidimos pedalear hasta Tarragona, a solo 40kms, y luego tomar el tren hasta Barcelona, donde Paul (Warmshowers.org) ya nos esperaba.
Tarragona tiene la antigua ciudadela casi intacta y un coliseo romano echo mierda. Los que pudimos recorrer gratuitamente por puro azar de la vida, ya que solo los domingos ( todos los domingos, todos los domingos) era gratuito.
Disfrutamos de caminar y comer por la ciudad, tomar fotos y pololear, hasta que nuestro tren ultra violento (colapsado de gente) nos llevó hasta Barcelona, ciudad muy amigable para las bicis, lleno de gente joven (y alocada ) y policias ultraviolentos, historia que continuará en el siguiente capitulo.
Tarragona tiene la antigua ciudadela casi intacta y un coliseo romano echo mierda. Los que pudimos recorrer gratuitamente por puro azar de la vida, ya que solo los domingos ( todos los domingos, todos los domingos) era gratuito.
Disfrutamos de caminar y comer por la ciudad, tomar fotos y pololear, hasta que nuestro tren ultra violento (colapsado de gente) nos llevó hasta Barcelona, ciudad muy amigable para las bicis, lleno de gente joven (y alocada ) y policias ultraviolentos, historia que continuará en el siguiente capitulo.